A finales del siglo XVII, la América española no sufrió ninguna crisis destinada a la decadencia de su Imperio. El presente libro desentraña las causas y consecuencias de los cambios políticos que llevó a cabo Carlos II en uno de los reinos más poderosos de su patrimonio: el Perú. Este libro presenta, desde una perspectiva inédita, cómo la América hispánica fue precursora en las reformas sobre las cortes virreinales, las cuales fueron el prolegómeno de un punto de inflexión en el paradigma de gobierno y articulación de los reinos en la distancia. Desde entonces, la Monarquía hispánica basculó sus intereses hacia América bajo una rearticulación de sus territorios, lo que no solo le llevó a luchar por su resiliencia, sino a afianzar su protagonismo en la política internacional que heredó la dinastía borbónica.